La avaricia es una inclinación o deseo desordenado de placeres o
de posesiones. La codicia,
por su parte, es el afán excesivo de riquezas, sin necesidad de querer
atesorarlas.
La codicia (o a veces la avaricia) se considera un pecado
capital, y como tal, en cualquier sociedad y época, ha sido demostrada como
un vicio. En efecto, al tratarse de un deseo que sobrepasa los
límites de lo ordinario o lícito, se califica con este sustantivo actitudes
peyorativas en lo referente a las riquezas.

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